domingo, 9 de diciembre de 2007

Sueño


Soñé que estaba en un barrio, de esos conjuntos cerrados, con guardias y todo. En algún momento empezaba a llover y a hacer un viento muy fuerte. Había mucha gente. La gente corría de un lado para otro, tratando de sostenerse de las cosas para que los mini ciclones no les cojan. Había una gran cancha de fútbol y la gente se agarraba de los arcos viejos que estaban puestos en la parte de afuera. En eso, yo me cojo de uno, y resulta que se levanta en el aire, mientras que mi hermana Paola me ve. Empiezo a volar con el arco, pero somos depositados por el mismo ciclón en la tierra con bastante delicadeza. Corro hacia mi hermana Paola y me agarro del arco que ella sostenía. Viene otro ciclón y nos levanta, pero logramos mantenernos cogidas del arco que estaba bien amarrado al cerramiento.
Decidimos correr hacia un edificio, donde el resto de la gente se estaba guareciendo. En el camino pasamos a dos chicos que estaban agarrados de un arco, y les digo que de ese arco no, porque se iba a volar. No hacen caso y se quedan ahí. Llegamos al edificio, que tenía en número 43. Entramos y había un montón de gente. Una chica rubia, con su madre rubia y su niño rubio estaban ahí. No recuerdo por qué pero termino con el niño rubio en mis brazos, a mi cargo. Como que debía cuidarlo. Entrando ya al edificio se dan dos temblores menores, pero la gente se asusta. Comienzo a buscar a gente conocida, recorriendo los pasillos del edificio, que eran completamente laberínticos. Todo esto con el niño en mis brazos, apegado a mí. Un chamo bien chévere, que no lloraba, que no tenía líos y que ayudaba en la situación. Llego a lo que yo pensaba que era el subsuelo, donde la mayor parte de gente estaba. Había un bar donde se servían las bebidas, y la gente estaba casi apilada unos sobre otros. Una chica conocida (pero que su cara se me escapa en este momento) me dice que busquemos un poco de comida para nuestros amigos. Vamos al bar, pero todo era muy caro. “¿Qué nos podemos llevar así, gratis?” preguntamos. Habían verduras en palillos de dientes; pimiento, apio, lechuga, etc. Lo intentamos coger pero se desbarataba a cada rato, traté de hacer una especie de tamal con las verduras pero a falta de una buena ligadura... Para esto se da otro temblor, que estando dentro del edificio se sintió muy fuerte.
Un señor mayor, de pelo gris comienza a decir que ahora se verá qué tan bien hecho está el edificio, que así veremos si aguanta.
Otro gran temblor. Este casi cuartea las paredes y columnas. En este punto ya no estábamos en el subsuelo sino que estábamos en el piso 43. Las ventas se encontraban bien cerca, y había abajo una estación de trenes. Se termina ese temblor y yo me levanto y digo que mejor me voy. Nadie se movía. Sigo cargado del chamo y me acercó a decirle al señor de pelo gris que me voy.
El señor me dice que me quede quieta, o el edificio se cae. Y en verdad, yo antes no me había dado cuenta pero el edificio se movía de un lado para otro, a punto de escoger a qué lado caerse. Estábamos cerca de la ventana que daba a la estación de trenes. En algún momento se mueve tanto para ese lado que me da un poco de vértigo. El señor sigue hablando de la dureza del edificio y de que tenemos que esperar a ver cómo nos rescatan de esta. Yo realmente no le veía posible un rescate de un edificio en esas condiciones.
Unos chicos que estaban cerca dicen: “Ya Dani, haz peso para este lado para que se caiga de una vez” No lo hago. Ellos hacen peso hacia la estación de trenes y yo me incline para atrás. De cualquier manera, el edificio finalmente escoge caer para ese lado.
A partir de ese entonces, la caída fue en cámara lenta. Recuerdo haber pensado que ese era el final, que nos íbamos a morir definitivamente porque nos encontrábamos tan cerca de la ventana, que o nos mataba el impacto, o las cosas de atrás nuestro que caerían con muchas ganas. Sin embargo todo esto lo pienso con mucha serenidad, sin miedo. Tomo precauciones y le digo al niño que esconda su cabeza en mi pecho, para que no le salten los vidrios cuando exploten. Lo hago con mucha ternura.
Veo muy lentamente cómo se acerca el piso, siento la rapidez con la que caemos, pero solamente cierro los ojos en el último momento de impacto, sabiendo que probablemente esos rieles de tren son lo último que veré.
Resulta que vuelvo a abrir los ojos, y no solo que todos los que estábamos cerca de la ventana estábamos bien (habremos sido al menos unas 10 personas), sino que todo el resto de la gente estaba bien. Ni siquiera se había roto la ventana. Nos sentamos todos y comienza a salir la gente del edificio caído.
Me siento en un carrito que sacaba a la gente del desastre, con el niño con su cara todavía escondida. Veo a su madre rubia y a su abuela rubia, las cuales gritan de emoción al ver que el niño está bien, y le agradecen mucho al señor de pelo gris por haberle cuidado. Se lo llevan y yo solo pienso que era un chamo bien bacán.
Salgo completamente ilesa al igual que mis compañeros de ventana. Los trenes siguen funcionando normalmente. Trato de conseguir mis papeles importantes de trabajo; mi contrato, los formularios de los viáticos, mis informes, etc. Los guardias no me dicen bien dónde están las cosas. Uno me señala hacia la bodega y trato de ir hacia allá. Bajo una rampa y me encuentro con la entrada de pasajeros a los trenes. Hablan en otro idioma pero se nota que un señor se queja en la entrada de que al decir su apellido, la máquina no lee el chip que tiene instalado en el pecho. El guardia le dice que ese no es su problema. El tipo sigue diciendo su apellido, que no me acuerdo, hasta que se cansa y dice otro: Lion. Y las puertas se abren y le dejan pasar. Todo el mundo se siente incómodo por esto, ya que era obvio que el señor había hecho trampa, aparentemente todos sabíamos que era uno de los apellidos más comunes de la ciudad, y que se acaba de robar una entrada al tren, básicamente. Veo hacia fuera y trato de encontrar un guardia que me vaya a entender lo que quiero decir.
Tengo la sensación de que no se termina ahí mi sueño. Pienso en algo como…que si esto me lleva luego a un bosque verde difuso…como si fuera un bosque de los impresionistas, en el cual soy muy feliz mientras que camino. O al menos así se ve desde la distancia.

Ahora bien, puntos de análisis:
. El barrio se parecía a ese lugar donde viví esos cortos meses que viví en Quito. Era mucho más grande en el sueño pero el sentimiento era igual.
. Lluvia, pequeños ciclones, temblores… Suena a receta del fin del mundo, ¿no?
. El número 43 no tiene verdaderamente ningún significado conciente en mí hasta donde tengo entendido.
. Usualmente no sueño con mi hermana Paola.
. El chamo rubio. Nunca me he sentido apta para cuidar niños. Siempre pienso que mi falta de socialización cuando yo era niña tiene mucho que ver con el hecho de que simplemente no comprendo a dinámica de hablar/jugar/estar con un niño.
. La comida, las verduras. ¡Gracias por el lavado de cerebro, querida oficina!
. El señor de pelo gris y la chica, gente supuestamente conocida pero que no recuerdo en la vida real.
. El discurso del señor del pelo gris, “ahora veremos qué tan bien está hecho el edificio”.
. La apatía general hacia la situación. En la vida real con algo como esto la gente estaría gritando histéricamente y corriendo por su vida. ¡Pero por favor, en mi sueño hasta seguía habiendo servicio de bar!
. La apatía general mía hacia lo que sucedía a mi alrededor. La aceptación calma y tranquila de que me voy a morir. No solo de que me voy a morir sino que me voy a dar contra el planeta bien fuerte, que toneladas de concreto, gente y vidrios rotos terminarán con mi vida. Como que bastante violento todo…pero mi actitud es de tal fresquedad, de tal aceptación que….listo. Hoy me muero.
. Me quitan el chamo y no me dicen ni gracias. Y de nuevo, más apatía. Me valeeee….
. La preocupación por los papeles del trabajo es obvio, mañana debo entregar todo y terminar con mis cosas y demás. Todo debe estar listo y ya voy como una semana tratando de que eso suceda.
. ¿Cómo es eso de que caigo a una estación de tren y no puedo hablar su idioma? Era francés, tal vez alemán, tal vez otro. Entendía pero no podía hablar. No era inglés. Bizarro.
. En apellido Lion. El hecho de que el tipo que peleaba se me hacía conocido. ¡Simón! ¡Era Simón pero no se veía como Simón! Pero era él. Ahora que recuerdo, en el sueño había hablado con él y me había contado algo…hoy le pongo un mail.
. Finalmente el bosque verde de los impresionistas. Con detalles de morado…o bueno, seamos honestos: lila. Eso si, no explicaré aquí.

Y creo que ya estuvo lo suficientemente largo esto, ¿no?
Focazo acordarme tanto de un sueño tan raro.


dani
ps. A que les da pereza leer todo.

2 comentarios:

Mathew dijo...

mmmmm ok pues me dijiste que debo escribir algo aqui, y por eso estoy haciendo esto. traté a leer tu sueno pero todavia estoy aprendiendo espanol y es un poquito dificil para mi. pero de los partes que leí, que vívido tus suenos! mios son normamente aburrido, o alguos veces estoy en un... um.... un coche de las minas que estas corriendo loco y sin control, sabes, como en Indiana Jones y el Templo de la Perdición (ok i looked that one up).
ok ciao

Blup dijo...

mathew!
ahora si:
stalking complete.

jajajaja....