domingo, 13 de abril de 2008

Licencia

Tal vez hayan notado que mi cabeza no ha estado en el lugar correcto estas últimas semanas. Resulta que desde la semana pasada, mi licencia de conducir se ha unido a esta nueva manera de vivir. Es bastante obvio si es que lo piensan. La licencia decidió irse a vivir un rato con los duendes pensando: "Mi dueña está perdida en sus huevadas, odia manejar y me usa más para comprar alcohol que para manejar entonces mejor me voy YO a perder a ver si aterriza de una vez por todas". Un par de aclaraciones. Si, en efecto, a mis 22 años, me siguen pidiendo identificación para poder conseguir nicotina y alcohol. También puedo decir que la pequeña estrategia de mi licencia ha funcionado, estoy aterrizando... al menos en ese sentido.
Realmente no soy de la gente que pierde las cosas a cada rato. Usualmente se exactamente dónde están las cosas. Si no me creen, les invito a que visiten mi cuarto y me pregunten dónde está un libro en específico. Sin mucho problema les podré decir su lugar de descanso, aunque tenga libros hasta debajo de la cama.
Para seguir dándole un lindo giro a esta historia, adivinen qué encontré. ¡Mi carnet de la Universidad! Señoras y señores... eso estaba perdido desde hace más o menos año y medio.
Los duendes tienen sentido del humor, se llevan mi licencia y me devuelven el carnet... ahora que ya no me sirve de nada.
Pero vuelvo y repito, usualmente no pierdo las cosas.
Ah... vil mentira. ¡Siempre pierdo todo! Las cosas más importantes siempre encuentran la manera de escaparse. Y esto no solo se aplica a las cosas materiales. Se me pierden los sentimientos, el interés y más que nada: los hombres.
Bueno... tal vez debería empezar a prestar atención, y comenzar por recuperar la primera cosa que perdí: la cabeza.


Ahí se ven.

dani

2 comentarios:

sofia dijo...

blupo tu siempre pierdes las cosas, y en especial la licencia, no es ya la segunda licencia que pierdes???
hace falta café existencialista

Pam dijo...

que entradasa...so true